Así empezó todo…

Después de unos años diseñando moda y estampados, sentía con fuerza muy intuitiva que debía de dedicarme a trabajar con niños pero desde mi mente no había camino aparente para hacer tal cosa porqué, a pesar de haber cuidado bebés desde siempre y a pesar de haber cursado varios estudios de psicología y otros varios relacionados con el bienestar emocional por puro gusto, yo estaba ubicada en un sendero laboral absolutamente diferente.

Pero, como la vida me ha ido mostrando, si el corazón desea algo con fuerza, los caminos aparecen.

Y así fue como una amiga me habló, de la forma más “casual”, de una formación que existía y que se hacía una vez al trimestre, en distintas ciudades de España: Educador/a de Masaje Infantil. Siguiendo un claro impulso de nuevo, llamé a la Asociación Española de Masaje Infantil para informarme sobre próximas convocatorias. Sobre el contenido del curso ni tan siquiera pedí información pues tenía claro que quería hacerlo fuese como fuese. Me informaron sobre siguiente convocatoria: “en quince días empieza un curso en Barcelona (mi ciudad) (¡¡¡!!!).

El primer día de la formación, esperé discretamente a llegar a casa para ponerme a saltar (físicamente) como una loca feliz. Después de unos años de buscar no sabía que ¡lo había encontrado!

Esto sucedió el diciembre de 1999 y desde entonces hasta el momento presente, mi relación con los bebés y con sus papás no ha hecho más que regalarme hermosísimos momentos y bonitos conocimientos. Y no olvido a todos los bebés sin papás que conocí en África, que me llenaron de amor irreversiblemente. Gracias.

Me gusta creer que mi paso por vuestras vidas también os ha sido y es útil, ni que sea un poquito… Gracias a todos.

Todos estos años trabajados con niños y otras experiencias con los que, en cierta forma, vuelven a ser niños, toda la formación recibida y mi trayectoria de vida, generaron los Talleres de Bienestar, dedicados al niñ@ que hay en cada adulto, a menudo un poco olvidado, a menudo reprimido…